Me pidió que me quedara en ropa interior… mientras cocinaba

Publicado el 18/07/2025
Relato
Me pidió que me quedara en ropa interior… mientras cocinaba

—Hoy cocino yo.
Me lo dijo mientras se arremangaba la camisa. Esa frase no tenía nada de especial. Pero lo que vino después sí.
—Tú… quédate así.
Me giré.
—¿Así cómo?
—Así. Como estás. Sin pantalones. Sin sujetador. Con esa carita.

Me reí. Pensé que era una broma, pero no quitó la vista. Ni una sonrisa. Solo bajó el fuego y volvió a mirarme.

Me senté en la encimera, con las piernas cruzadas, notando el mármol frío en la piel. Él cortaba cebolla y de vez en cuando me lanzaba una mirada de esas que no se pronuncian, pero se sienten.
Y cada vez que me miraba, sentía un nudo. O más bien… una presión suave, cada vez más caliente, entre las piernas.

Se acercó con la cuchara en la mano.
—¿Quieres probar?
Me la acercó a los labios, pero en vez de dejarme tomarla, la retiró.
—Espera. Mejor… dame un beso primero.

Le besé. Despacio.
Y entonces me dejó probar. Ni idea de qué llevaba esa salsa, pero sabía a juego, a promesa, a algo que todavía no era.

Volvió a los fogones.
—No te tapes —me dijo al ver que me había puesto una servilleta en las piernas—. Si te da frío, ven aquí.

Me acerqué.
Me rodeó por detrás, como si nada. Solo apoyó sus manos en mis caderas, y dejó que mi espalda se pegara a su pecho.

—¿Sabes qué es lo mejor de cocinar así?
—¿Qué? —le susurré.
—Que el postre ya está preparado. Solo hay que calentarlo un poco más.

Noté su respiración en mi cuello. Y sus dedos, lentos, acariciando apenas el borde de mi ropa interior. No me tocó directamente. No hacía falta. Estaba temblando.

Volvió a alejarse.
—Faltan cinco minutos.

Cinco.
Pero cada segundo se estiraba como si quisiera volverme loca. Me quedé ahí de pie, observándole. El cuerpo tenso. La respiración más rápida de lo que quería. Las ganas… subiendo.

Y cuando por fin apagó el fuego, se giró, me tomó de la cintura y me sentó sobre la mesa.

No dijo nada.
Solo me miró como si fuera su plato favorito.

Y esa noche, cenamos sin cubiertos.