El sexo anal puede ser una experiencia increíble… o una que no querrás repetir nunca. La diferencia está en cómo lo preparas. Porque no, no se trata de “meter y ya está”: el cuerpo necesita tiempo, cuidado y, sobre todo, saber qué hacer antes.
Aquí te contamos los 5 errores más comunes que provocan dolor en el sexo anal y cómo solucionarlos para que la experiencia sea todo placer.
1. Olvidar la limpieza (y no hablamos solo de la ducha rápida)
Uno de los miedos más comunes es el olor o la higiene. Y sí, el ano es una zona que hay que preparar. Aquí entra en juego el enemigo invisible del sexo anal: la improvisación sin limpieza.
Lo ideal:
- Una ducha normal está bien para el exterior.
- Para el interior, existen peras y duchas anales que permiten una limpieza rápida y segura.
- El proceso es simple: llenas el depósito con agua templada, aplicas suavemente la cánula en el ano (no más de lo necesario), aprietas y luego… al baño.
💡 Truco divertido: piensa que es como regar una maceta… pero en versión íntima y sin plantas de por medio.
2. No usar lubricante (o usar el equivocado)
Aquí no hay discusión: el sexo anal SIEMPRE necesita lubricante, porque la zona no lubrica de forma natural. Usar poco o elegir uno inadecuado puede causar dolor o incluso pequeñas lesiones.
Consejos:
- Elige lubricantes de base silicona para sexo anal: duran más y resbalan mejor.
- Si usas juguetes de silicona, opta por lubricantes de base agua para evitar que se dañen.
- No escatimes: si dudas entre “un poco más” o “demasiado”… la respuesta siempre es demasiado.
3. Saltarse la fase de dilatación
El ano es un músculo y, como cualquier músculo, necesita calentamiento. Pasar de 0 a 100 de golpe es la receta perfecta para el dolor.
Lo ideal:
- Empieza con caricias externas.
- Usa dilatadores anales o plugs pequeños con abundante lubricante.
- Masajea con movimientos suaves antes de pasar a algo más grande.
Piensa que es como abrir una botella de vino con corcho: si lo haces de golpe, algo va a salir mal.
4. Olvidar la comunicación
El sexo anal no es momento para adivinar. Si algo duele o incomoda, hay que decirlo. Y si algo está funcionando… también. Tener una palabra clave o señal para parar ayuda a que la experiencia sea segura y relajada.
5. Ir con prisas
El sexo anal es un arte de paciencia. Cuanto más lento, mejor. Forzar o acelerar solo hará que los músculos se tensen y que duela más. Disfruta del proceso, siente cada paso y deja que el cuerpo se acostumbre antes de pasar al siguiente nivel.
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❤️ En resumen
El sexo anal no tiene por qué doler: prepara bien la zona, usa mucho lubricante, dilata poco a poco, comunica y tómate tu tiempo.
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